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Recensión hecha por Carlos GARCÍA VALDÉS

Catedrático Emérito de Derecho Penal
Universidad de Alcalá

Resumen: Autor: LEIVA TAPIA, JAIME

Revista: ATIP, núm. 40, 2024

El reconocido funcionario de Instituciones Penitenciarias, Jurista del Cuerpo Técnico, Jaime Leiva Tapia, que fue Director del Centro penitenciario de Martutene (San Sebastián) durante 2005‐2008, ha escrito este interesante trabajo que nos adentra en la historia de las prisiones de Guipúzcoa y, especialmente, en la que él mandó. El artículo recoge el origen de las mismas en diferentes épocas, tanto los antecedentes de la antigua, citada en el título, situada en la playa de su nombre bajo el monte Igueldo desde 1890, como la de Martutene, aún en servicio, cuya entrada en funcionamiento se remonta al año 1948. Otras cárceles se enumeran también y se describen con acierto como locales previos de encierro.

 

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Infraestructuras en San Sebastián. Cárcel de Martutene.

 

Es una aportación bien expuesta y desentraña unas imágenes penitenciarias que componen un buen fresco de realidad. Abundantes fotos de época y algún dibujo acompañan el trabajo, fácil de leer y de asimilar. Diseños arquitectónicos, noticias de prensa y oficiales, listado de la primera plantilla, manifestaciones de reclusos y relación de directores, por ejemplo, van completando el trabajo de Leiva, que me parece digno de mención y de conocimiento, auténticamente aleccionador, y cuya lectura se adentra en el precedente penitenciario, siempre imprescindible, aunque se refiera a uno estrictamente local.

 

Conocí Martutene en mi etapa de Director General de Instituciones Penitenciarias. La visité en el verano de 1978 y fue entonces cuando decidí el traslado de los internos de ETA, jaleados permanentemente, al atardecer, en el exterior del recinto, por las gestoras proamnistía y elementos proetarras, al centro penitenciario de Soria. Después, hice lo mismo con los reclusos de Basauri (Vizcaya). Era claro que ya estaba bien de las amenazas diarias a los funcionarios que cumplían con su esforzado deber y que, por ejemplo, no podían colgar en los tendederos de sus viviendas sus camisas verdes del uniforme, por confundirles los alborotadores y cómplices con otros no menos sacrificados guardias civiles.

En el listado que nos proporciona Jaime Leiva de responsables de Martutene figura el que fue mi Director del centro de entonces, Pedro Sánchez Calderón, valiente y entregado. Cuando los terroristas desaparecieron de la prisión de Guipúzcoa, le trasladé, poco tiempo después, para que mandase la reciente inaugurada de Cuenca, como reconocimiento a su gran trabajo y buen hacer.

Por ello, no puedo dejar de valorar el presente artículo. Porque se refiere a un establecimiento penitenciario, cual Martutene, señero en nuestra geografía carcelaria, de concentrada historia y cuya sustitución, en breve, por la moderna prisión de Zubieta, ubicada en el barrio donostiarra de su nombre, cuya denominación será Centro Penitenciario Norte III, centro‐tipo, de moderna factura y superior capacidad en 300 reclusos más, la mantendrá, como tantas otras, en el mero recuerdo histórico.

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